Berenice Vargas
Bravo (mx, july, 2024)
Berenice Vargas Bravo
Es una artista mexicana que vive y trabaja entre las ciudades de México, París y Chicago.
Su principal medio de trabajo es la pintura figurativa de gran formato, con un estilo gráfico y de alto contraste sus piezas hablan sobre tensiones en las relaciones humanas, transformando personajes y arquetipos en escenas que los ponen en tensión o contradicción constante.
Su práctica pictórica intenta reconciliar al espectador con sus propias contradicciones, por eso en ocasiones sus piezas se expanden en el espacio, desde la creación de escenarios en donde la pintura sale del soporte tradicional para poder envolver a quien las mira en situaciones pictóricas a gran escala. La importancia de la teatralidad en estas piezas de pintura expandida, intentan también denunciar una realidad oculta en quien las transita.
En su más reciente trabajo la pintura, también explora performances teatrales, instalaciones, accesorios de aluminio y objetos híbridos que conjugan pintura y espacio.
Berenice es licenciada y maestra por la Escuela de Bellas Artes de Nantes, y licenciada en Filosofía por la Universidad de Nantes. Actualmente estudia una maestría en Pintura y Dibujo en la Escuela del Instituto de Arte de Chicago. Su obra ha sido expuesta en HAOS, Atelier Le Bras y Galerie Sabrina Lucas en Nantes; Galería Maia Muller, Galería Camille Pouyfaucon y Museo Villette en París por mencionar algunos.
Durante su residencia en la laboratoria, Berenice Vargas Bravo buscará reconectar con el gigantismo de la tradición muralista, así como con pintores que experimentaron con la idea de escenario, muro y soportes tridimensionales en la pintura mexicana. Su objetivo es investigar cómo estas estrategias espaciales pueden cobrar relevancia en su práctica actual desde una perspectiva global.
La relevancia de los muros pictóricos en su obra le permitirá explorar la intersección entre el arte y las fronteras contemporáneas. Al reconectar con la tradición muralista y la idea de los muros como soportes tridimensionales, Berenice examinará cómo estas estrategias espaciales pueden utilizarse para abordar temas globales y contemporáneos. Su intención es establecer un diálogo entre el pasado y el presente, entre el arte y la política, utilizando el muro pictórico como un medio para explorar y cuestionar las divisiones que moldean nuestra sociedad. Este enfoque incluirá un análisis de nociones históricas sobre los muros, desde el movimiento muralista en México hasta las fronteras hechas muros como el Muro de Berlín y el muro entre México y Estados Unidos. A través de su trabajo, pretende explorar cómo los muros, ya sean físicos o pictóricos, pueden ser utilizados para narrar historias, desafiar ideologías y promover el cambio social.
+Info sobre su práctica aquí:
Berenice Vargas Bravo is a Mexican artist who lives and works between Mexico City, Paris, and Chicago. Her primary medium is large-scale figurative painting with a graphic and high-contrast style. Her pieces delve into tensions in human relationships, transforming characters and archetypes into scenes that place them in constant tension or contradiction.
Her pictorial practice aims to reconcile the viewer with their own contradictions. Her pieces often expand into space, creating scenarios where the painting extends beyond the traditional support to envelop the viewer in large-scale pictorial situations. The importance of theatricality in these expanded painting pieces also seeks to reveal a hidden reality to those who interact with them.
In her most recent work, her painting also explores theatrical performances, installations, aluminum accessories, and hybrid objects that combine painting and space.
Berenice holds a bachelor's and a master's degree from the École des Beaux-Arts de Nantes, and a bachelor's degree in Philosophy from the University of Nantes. She is currently pursuing a master's degree in Painting and Drawing at the School of the Art Institute of Chicago. Her work has been exhibited at HAOS, Atelier Le Bras, and Galerie Sabrina Lucas in Nantes; Galerie Maia Muller, Galerie Camille Pouyfaucon, and Musée Villette in Paris, among others.
During her residency at The Lab, Berenice Vargas Bravo will seek to reconnect with the gigantism of the muralist tradition, as well as with painters who experimented with the idea of the stage, wall, and three-dimensional supports in Mexican painting. Her goal is to investigate how these spatial strategies can become relevant in her current practice from a global perspective.
The relevance of pictorial walls in her work will allow her to explore the intersection between art and contemporary borders. By reconnecting with the muralist tradition and the idea of walls as three-dimensional supports, Berenice will examine how these spatial strategies can be used to address global and contemporary issues. Her intention is to establish a dialogue between the past and the present, between art and politics, using the pictorial wall as a medium to explore and question the divisions that shape our society. This approach will include an analysis of historical notions about walls, from the muralist movement in Mexico to border walls such as the Berlin Wall and the wall between Mexico and the United States. Through her work, she aims to explore how walls, whether physical or pictorial, can be used to narrate stories, challenge ideologies, and promote social change.
Un territorio de la fisura
(Fragmento)
Berenice Vargas Bravo
Bajo la lógica de producción del arte contemporáneo y de nuestro sistema en general, hacer un mural al fresco es casi una contradicción: se requiere de tiempo, del trabajo colaborativo de técnicos, asistentes y artistas; y del uso de materiales puros, en su mayoría pigmentos minerales que puedan resistir la alcalinidad de la cal y la luz solar. Se necesita también pensar en el trabajo según la lógica de la plástica integral, es decir, en la yuxtaposición de distintas disciplinas artísticas y no artísticas. Se necesita tener cierto conocimiento de construcción o albañilería, de escultura, de pintura e inclusive de otras ciencias sociales. Se necesita planear la composición considerando que el espectador no interactúa sólo de manera frontal con la pieza, sino que se mueve en el espacio. Se necesita pensar en la pintura no como “ un simple agregado decorativo”, sino como un “complemento político-social elocuente”, una forma social de expresión, “una actitud colectiva”.
No obstante, y a pesar de cualquier pretensión, la pintura mural no escapa de la lógica del sistema. La pintura se vuelve “muro”. De forma evidente cuando comienza el proceso de carbonatación y la cal vuelve a su estado sólido de piedra caliza. Pero también de forma conceptual.
Esta idea fue el tema central que estuvo presente en mis conversaciones con Valeria durante mi estancia en la laboratoria. ¿Cuáles son las implicaciones, tanto conceptuales como formales de la pintura muro?
El muro no es sólo un objeto arquitectónico. Es también toda delimitación, frontera, división, contención, obstáculo, cerramiento que se pretende inmutable. Así pues, un muro no es sólo una pared, es también la línea fronteriza que delimita un territorio de otro, es el sistema colonial que genera una separación entre norte y sur global, es las diferentes categorías sociales que nos encasillan y reducen como la clase, la raza y el género, hasta otros modos, vínculos y pertenencias como el idioma y la nacionalidad.
El decir que la pintura que se vuelve muro, va más allá de la materialidad. La pintura es un muro cuando desde su creación ha sido pensada sólo para el consumo o el provecho de la elite, o cuando la imagen que se representa perpetúa el sistema colonial-capital-patriarcal en el que vivimos.
En la actualidad, ¿será posible encontrar una manera en que la pintura-muro cumpla con su objetivo inicial de servir como herramienta de protesta para fisurar o inclusive derrumbar otros muros? ¿O estará por siempre condenada al fracaso debido a su dependencia institucional o sistémica como lo hizo el muralismo mexicano?
Si bien la pintura mural en México surgió, en palabras de Siqueiros, como plataforma crítica, acabó perpetuando una ideología política más o menos problemática debido a su estrecho vínculo con el estado mexicano y su agenda “desarrollista”. Lo que debía de ser un “acto de rebeldía” teórica y práctica contra “ la pequeña plástica”, es decir la “pintura de caballete”, se volvió en contra de sí, integrándose al mismo sistema que intentaba criticar.
Al definir la forma de mi proyecto de residencia pensé en “la caída del muro” (o de los muros) y cómo esta tarea se revela urgente ante nuestro contexto actual. Pensé también en el suelo. Espacio olvidado por la pintura. Me interesé también en la necedad de la verticalidad de la pintura que sólo se deja ver en horizontal cuando se trata de ocupar bóvedas o techos. Y en las implicaciones de redireccionar la mirada hacia abajo. La obra tomó la forma de una instalación. Una pintura-escultura como forma de trascender física y conceptualmente la barrera del muro. A la vez muro caído, banqueta y suelo. Mi pintura-muro busca criticar el antagonismo cliché entre norte y sur global, caricaturizando la idea de la frontera. Una línea marcada en la tierra cruza el espacio. De un lado, un perro azul descansa sobre un pasto verde lleno de flores, del otro, el pasto está seco y la tierra es árida. ¿Cómo es que una simple línea marcada en la tierra se puede convertir en un verdadero límite geográfico y político? ¿cómo los espacios delimitados por la línea cambian tan drásticamente a pesar de su proximidad espacial?
The fissure of a Homeland
(short version)
Berenice Vargas Bravo
Under the logic of contemporary art production, and more broadly in our current societal and economic sphere, making a fresco painting is almost a contradiction. It requires time, the collaborative work of technicians, assistants, and artists, and the use of pure materials, mostly mineral pigments that can withstand the alkalinity of lime and sunlight. It also requires thinking about the work according to the logic of integral plastic fine arts, that is, the juxtaposition of various artistic and non-artistic disciplines. It requires some knowledge of construction or masonry, sculpture, painting, and even other social sciences. The composition must be planned considering that the viewer does not interact only frontally with the piece but moves in space. Painting must be viewed not as “a simple decorative addition,” but as an “eloquent political-social complement,” a social form of expression, “a collective attitude.”
Despite any pretensions, a fresco painting does not escape the logic of our current societal and economic sphere. In this case, painting becomes “wall.” Evidently, this happens when the carbonation process begins, and lime returns to its solid limestone state. But it also happens conceptually.
This idea was the central theme of my conversations with Valeria during my stay in the laboratory. What are the conceptual and formal implications of wall and fresco painting?
The wall is not just an architectural object. It is also every delimitation, border, division, containment, obstacle, enclosure that is meant to be immutable. Thus, a wall is not just a barrier; it is also the borderline that demarcates one territory from another, the colonial system that creates a separation between the global north and south, the different social categories that box us in and reduce us such as class, race, and gender, and other modes, bonds, and belongings like language and nationality.
Saying that painting becomes a wall goes beyond materiality. Painting is a wall when, from its creation, it has been conceived solely for the consumption or benefit of the elite; when the image it represents perpetuates the colonial-capitalist-patriarchal system in which we live.
Today, is it possible to find a way for wall painting to fulfill its initial objective of serving as a tool of protest to crack or even tear down other walls? Or will it forever be condemned to failure due to its institutional or systemic dependence, as happened with Mexican muralism?